domingo, 25 de enero de 2009

¿Qué es cultura periodística?

¿Qué es cultura periodística? ¿Existe algún fenómeno que se pueda llamar como tal?. Pensemos primero qué nos llevo a quienes decidimos escoger el camino del periodismo como forma de vida, (más que forma de ganarse la vida). Recuerdo las palabras del conocido periodista Carlos Vera, quien en alguna oportunidad me hizo clases en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil: “si piensan que van a ganarse la vida trabajando como periodistas están equivocados, si es así mejor cámbiense de carrera y no sigan perdiendo su tiempo”. Y esas palabras quedaron grabadas en mi memoria. El periodismo no es una carrera de la cual puedas lucrar pues si lo haces entonces pierdes tu imparcialidad, y el periodismo sin imparcialidad no se sustenta. Si trabajas en un medio de comunicación en el cual tienes que hacer lo que tu jefe te dice porque esa es “la línea editorial del medio”, y tú no estás de acuerdo o no va con tus principios… ya no debes estar ahí entonces. Si un periodista se rige realmente por su ética profesional, nunca podrá trabajar permanentemente en un medio de comunicación pues llegará el momento en el cual el dueño o el auspiciador comprará tu opinión y sesgará tu trabajo. Era así como este personaje, rotaba de canal en canal, pues expresaba su opinión sin tapujos y no le importaba que le suspendieran el contrato pues el no vivía del periodismo, era una forma de vida, mas no la forma de ganarse la vida. Pensé entonces, que será de mí, que apenas tenía de pronto para almorzar y aguantar todo el día de clases…en época de crisis en Ecuador, empezando el año 2000, cuando fue derrocado el presidente Jamil Mahuad. En una ciudad como Guayaquil, en donde con razón la canción clásica de Carlos Rubira Infante dice: “guayaquileño, madera de guerrero”, es donde me empapé del verdadero sentido del periodismo. Algunos por moda, ya que la carrera de comunicación social recién se habría hacía un par de años en la Universidad “aniñada” de Guayaquil, otros porque parecía lo más fácil con tal de tener un título universitario y ser “licenciado en algo”, pero los más, estábamos ahí porque veíamos en nuestros futuros la posibilidad de hacer algo por un país gobernado por los más infames inescrupulosos, que, aprovechando la ignorancia de las masas hacían y deshacían con ese país tan hermoso y lleno de virtudes envidiables. Ahí estábamos, no muchos, pero firmes, con verdadera madera de guerreros, dispuestos a hacer escuchar nuestras voces, a aprender las armas del buen comunicar, claro, preciso y directo; de la escritura sagaz y persuasiva que entre líneas quería decir la verdad y hacer un cambio; dispuestos a pulir nuestras habilidades, algunos para hablar y encantar a través de la radio, otros a través de las letras, con el fin de hacer algo que cambiara nuestras vidas y las de muchos. Y así maduramos, pasamos de la adolescencia a la adultez cultivando esos sueños y la manera de llevarlos a cabo a través de las clases de redacción periodística, de pensamiento crítico, de semiótica y lingüística, taller de creatividad, teatro, radio… desarrollando nuestra vocación, convirtiéndola en una cultura, en una forma de vida, la cultura periodística que muchos llevamos hoy en nuestros corazones a pesar de no trabajar como periodistas y ganarnos las vidas en otras labores, y así vemos la vida ahora, a toda hora y en todo lugar, desde la mirada aguda y peligrosa, de un periodista.